Content
En una de las calles más transitadas cada domingo por el rastro se encuentra Japy Bar, un local que nada entre lo tradicional y lo moderno y que busca acercar el bar de toda la vida a un público más joven, más abierto y más libre. Es el lugar perfecto para tomar el vermut en un domingo de rastro después de dar un paseo por los cientos de puestos que llenan de vida el barrio de La Latina. Ahora la barra luce un peto de mosaicos con las caras de los más grandes, las paredes entronizan un pasado museístico y la sala integra al fondo una cabina de música que se desplaza para dejar espacio a las actuaciones. Tabernas míticas, algunas coctelerías, templos de la cerveza (artesana), el vino (natural) y el vermut, sitios de moda, barras escondidas… Si tienes hambre no dudes en pedir el pollo frito, probarás pocos tan jugosos.
Casa Labra
Lo que pervive y distingue a esta neotaberna castiza de las nuevas aperturas es su apuesta por la cultura de barra bar, los escabeches —de ahí lo del vinagre— la calidad de la caña bien tirada, ya no tan fácil de encontrar y el vermut casero. Es, sin duda, uno de los mejores bares de Madrid para comer croquetas e hincharte sin gastar mucho ni sacrificar la calidad. Situada a escasos metros de la calle Fuencarral, esta bodega fundada en 1892 es todo un icono del barrio de Malasaña y se ha convertido en lugar de peregrinación para los amantes de la tortilla de patatas. Su barra está atestada de gente y de tapas que se pueden comer en formato barra libre. El imprescindible bar de los hermanos Villalón, referente en la calle Reina del buen comer y beber desde hace siete años, experimenta un cambio vital a la zamorana. Una carta en la que se pueden encontrar opciones para picotear como su pincho de tortilla, no calamares, falafel con veganesa, croquetas de boletus edulis y, como adelanta su nombre, chapatas de distintos sabores.
Barras imprescindibles: nuestros 50 mejores bares de Madrid
Es difícil renovar lo que lleva décadas funcionando bien, pero Hermanos Vinagre consigue apropiarse de la frase hecha de «bar de toda la vida» siendo de los más jóvenes de la lista. Una publicación compartida por tribuetxe bar (@tribuetxe_bar) Con la caña, una tapita de rigor, que suele ser queso, alguna tostada untada en diversos hummus. Además de sus tostas y sus platos de inspiración mexicana. Sus especialidades son el vermut de grifo y las gildas, de las que tienen diferentes variedades ¡hasta en versión vegetariana!
Taberna Almería
Por algo se ha ganado una de nuestras pegatinas y la valoración como unos de los mejores bares de Madrid. Aunque también se puede cenar, aquí nos ocupa su faceta de bar y es el lugar ideal para pedir unas raciones y tapear con amigxs. El local combina lo castizo con lo contemporáneo tanto en su estética como en su carta. Pero, sin duda, si vas a este bar tienes que probar su versión de El Paquito, un bocadillo de carne de cordero guisada que en 2022 ganó el premio al mejor de Madrid.
- Con el primero ya asentado en Olavide dos años después de su apertura, resultaba una incógnita aventurarse tan arriba de la calle Serrano, en los aledaños de la nueva Costa Fleming.
- Pero, sin duda, si vas a este bar tienes que probar su versión de El Paquito, un bocadillo de carne de cordero guisada que en 2022 ganó el premio al mejor de Madrid.
- Es precisamente el reducido espacio lo que hace que haya poca intimidad y que la experiencia derive, fácilmente, en la socialización y la charla con el resto de los clientes del local.
Lo de servir la caña con tapa es muy de Madrid, pero ¿dónde se ha visto que puedas elegir tu tapa gratis de una carta con más de diez opciones? Aunque actualmente el salón de Casa Labra en el que se servía comida como en un restaurante está cerrado, se puede seguir disfrutando de sus tapas de bacalao rebozado y croquetas, en el resto del local, que lleva desde 1860 inalterable. Con cada caña o vermut, su ración de patatas fritas artesanales (compradas en el mercado de San Fernando). Las fotografías en blanco y negro de Bodegas Alfaro colmadito en sarria hablan de un Madrid que ya solo queda en las barras, en esas mismas barras que han sobrevivido décadas, modas, rediseños y tendencias. Y en carta, platos argentinos (como el choripán o el lomito cordobés). Este esquinazo de la calle Santa Isabel con la calle San Eugenio es una sucesión de cristaleras desde las que se intuye a gente brindando, hablando, compartiendo.
bares de Madrid a los que hay que ir al menos una vez en la vida
Este bar demuestra que una posible clave del éxito es hacer bien lo que se lleva haciendo toda la vida. El paseo de los Melancólicos ya no tiene un estadio, pero la gente sigue peregrinando hasta aquí para ir a Casa Kike. Encurtidos, latas de conserva, pinchos y vermut, lo que sirven no es nuevo, glamurizarlo sí lo es. Ese es el principio que rige la carta de la taberna 100% vegana Viva chapata, en Lavapiés. Santa Canela es todo lo que le pedirías a tu bar de confianza con una vuelta de tuerca moderna. Street food rica y un local joven y desenfadado en pleno Chamberí.
Casa Tabacos
La carta es un mosaico de raciones de toda la vida que se mezclan con platos más internacionales, todo a precios muy asequibles. El Toboggan, situado a pocos metros de Matadero, es un bar de barrio donde los vecinos de Arganzuela se juntan para disfrutar de una caña al sol. Aquí lo suyo es compartir su tortilla con callos, sus patatas bravioli, los boquerones en vinagre, las rabitas de calamar… Platos contundentes y una barra para poner el codo, agarrar el tenedor con una mano, el vinito con la otra, y picar sin parar. Su barra es divertida, frenética, ¡cuántos miles de culos de vaso de caña la han besado desparramando su espuma! Con precios bastante asequibles (bocadillos a 5 € y bollitos preñaos de tortilla a 3,50 €) y con tapas que van desde los huevos rotos o las patatas braviolis hasta los nachos o las gyozas, en este pequeño bar de La Latina hay espacio para todo y para todos.
Desde bravas y croquetas a gyozas y tequeños, desde tacos de cochinita pibil a montadito de calamares o pepito levantino. La autenticidad de este bar se puede degustar en el interior, pero también en su gran terraza en la plaza Rutilio Gaci. En su carta destacan los calamares, las albóndigas en salsa o la milanesa. Una mujer, que, a sus 70 años, acude diariamente a servir y a ayudar en su establecimiento. Las croquetas de Casa Julio son famosas en todo Madrid (y prácticamente en todo el mundo).
Una de las barras más bonitas de todo Antón Martín de rojo almodovariano. El resto de los pinchos y raciones de su carta tampoco defraudan a nadie. Salsas, por cierto, que comercializan y te puedes llevar a casa. Un bar que sería la delicia de estudiantes si estuviera en Moncloa y que por estar en La Latina es un punto de encuentro para gente de rangos de edades muy dispares. Si la pregunta es dónde comer tapas baratas en Madrid, la respuesta es Taberna de Almería.